sábado, 27 de agosto de 2016

Cuando rezo el Rosario y contemplo la última cena suelo ver a los apóstoles discutiendo por los primeros puestos. Hasta en esa cena cargada de emoción y donde se mascaba la tragedia salía el orgullo. Estamos tan heridos en nuestra autoestima que vivimos en la mentira de pensar que colocándonos delante nos vamos a sentir mejor. Confieso que me enfrasqué en escribir y defender una Tesis por ponerme delante de otros. La herida de ser el segundón es responsable de muchas cosas en nuestras vidas. Gracias a la Misericordia de Dios soy consciente de todo esto y no me siento más ni mejor que nadie por tener un título.  Como enseña la Palabra de este domingo es al revés. No se trata de buscar estar arriba o abajo sino de estar con Jesús. Buscamos acercarnos a Él como dice la segunda lectura. Y resulta que para acercarnos a él tenemos que seguir su camino que pasa por la cruz. Es un camino de bajada, de ponerse detrás, de colocarse con los últimos. Surgen varias preguntas de las lecturas de hoy ¿Cuántos amigos pobres tengo? ¿Estoy satisfecho con el “puesto” que tengo en la vida? ¿Quién dejo que corra por delante de mí? Feliz fin de semana y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí. 

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