Cuando rezo el Rosario y contemplo la última cena
suelo ver a los apóstoles discutiendo por los primeros puestos. Hasta en esa
cena cargada de emoción y donde se mascaba la tragedia salía el orgullo.
Estamos tan heridos en nuestra autoestima que vivimos en la mentira de pensar
que colocándonos delante nos vamos a sentir mejor. Confieso que me enfrasqué en
escribir y defender una Tesis por ponerme delante de otros. La herida de ser el
segundón es responsable de muchas cosas en nuestras vidas. Gracias a la
Misericordia de Dios soy consciente de todo esto y no me siento más ni mejor
que nadie por tener un título. Como
enseña la Palabra de este domingo es al revés. No se trata de buscar estar
arriba o abajo sino de estar con Jesús. Buscamos acercarnos a Él como dice la
segunda lectura. Y resulta que para acercarnos a él tenemos que seguir su
camino que pasa por la cruz. Es un camino de bajada, de ponerse detrás, de colocarse
con los últimos. Surgen varias preguntas de las lecturas de hoy ¿Cuántos amigos
pobres tengo? ¿Estoy satisfecho con el “puesto” que tengo en la vida? ¿Quién dejo
que corra por delante de mí? Feliz fin de semana y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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