En la carta de Santiago se dice que pedimos mal,
entre riñas y por eso no obtenemos lo que pedimos. Jesús nos dice que la
ofrenda debe ser presentada por un corazón libre. Libre de malos rollos entre
nosotros. Cuando albergamos rencor y odio nuestro corazón trabaja a muy baja
potencia y nuestra oración tiene poco poder. Un corazón en camino de
conversión, humilde y reconciliado es muy potente y su oración es más poderosa.
Elías, que había sido perseguido por el Rey y abandonado por el Pueblo, reza
para que por fin venga la lluvia y ésta llega. Es el amor de Elías el que hace
posible el milagro. ¿A qué potencia rezas tú? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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