Marcos es un ejemplo de
inculturación. Él era judío, según la tradición su madre era la duela del
cenáculo. Por lo tanto de Jerusalén. Pero sus viajes con Pablo y Pedro le
ayudaron a conectar con la cultura grecoromana y lo capacitaron para escribir el
Evangelio dirigido a los paganos, a los que se abrían a la fe sin saber nada de
Moisés o de Abrahán. El viernes comentaba con un escriturista lo complicado que
es conectar con la cultura de hoy, la dificultad de decir lo que queremos decir
con un lenguaje inteligible. Es nuestro reto, seguir evangelizando como hemos
escuchado en el Evangelio de hoy siendo relevante nuestro anuncio. Siempre nos queda el lenguaje de los signos que
acompañan la predicación. Esos signos de
poder y misericordia son los mismos. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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