Hoy celebramos a un hombre sabio, un hombre de Dios
y un humanista. Parece que la ciencia y la fe son dos cosas incompatibles,
sobre todo en países como el nuestro en el que la lucha por el control de la
educación lleva casi dos siglos provocando disputas estériles. En el mundo de
la ciencia, de la universidad y la cultura, son necesarios hombres y mujeres
que no escondan su fe, que sean valientes y sin alardes alumbren a los hombres
con la sabiduría de la cruz. Muy sabio puede ser uno y tener muchos títulos y
ser un necio si no comprende lo esencial de la existencia, lo que se nos revela
por la luz del Espíritu Santo: conocer a Dios y amarlo. Nos encomendamos a San
Isidoro en esta tarea preciosa. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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