Jesús fue ofrecido en el Templo a Dios como todos los niños
primogénitos de Israel. En ese caso no
fue ofrecido en sacrificio, fue rescatado por un par de pichones. Este momento de su vida es un anuncio de otra
ofrenda y de otro sacrificio que no tendrá nada de litúrgico ni ritual. Me
refiero a su muerte en la cruz. Jesús hizo de su ejecución un sacrificio de
amor. Él no era sacerdote del Templo de Jerusalén pero inauguró un nuevo
sacerdocio existencial en el que participamos todos los bautizados, todos
consagrados a Dios. Todos podemos
ofrecer día a día pequeñas y grandes cosas por los demás. No se trata de
inventar sacrificios, sino de hacer ofrenda de amor lo cotidiano que se nos va
presentando. Un rato de estudio, unas horas de trabajo, algo que tengo que
hacer y no me agrada… podemos ofrecerlo
por alguien en concreto o por un colectivo. No vemos el fruto inmediato pero
estoy seguro de que eso sirve para mucho, para bien. Hacer de la vida una
ofrenda de amor, grato perfume para el Señor, es en definitiva amar y ese es el
sentido de nuestra vida. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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