Jesús no pudo hacer nada entre sus paisanos y
parientes. La familiaridad era un obstáculo para poder ser puente entre ellos y
el Padre. A mí me pasa lo mismo, esta es una de las heridas de mi ministerio.
Me consuela mucho ver que a Jesús le pasaba lo mismo. Es decir, que no estoy
solo en esto y que no es culpa mía que suceda esto. Es algo que no podemos
evitar aunque yo nunca pierdo la esperanza. Hay quien desnuda su alma con
sacerdotes con los que no tienes relación. Yo en cambio prefiero hacerlo con el
que mejor me conoce, con el que he viajado y me he tomado una cerveza. La
familiaridad unas veces es un obstáculo y otras una ayuda. Es algo que tenemos
que gestionar con prudencia y sabiduría. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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