Ayer volví de Taizé. Después de unas semanas
concentrado en el estudio y quitado de en medio Taizé ha sido como siempre
volver a la fuente. Dedicamos dos días a la alegría. La alegría del que lo deja
todo por el Señor como dice Pedro en el Evangelio. El que deja y renuncia por
Jesús experimenta una alegría indescriptible, una alegría que lo hace muy
libre. Nunca había pensado que la alegría e liberadora y así es. La alegría no
nace de la renuncia sino del encuentro con el Señor. El que como Gedeón
experimenta ese encuentro experimenta tal alegría que hace locuras como enfrentarse al enemigo o dejarlo todo. La alegría de la fe es una medicina muy
poderosa que nos cura cualquier apego o esclavitud, nos hace verdaderamente
libres. ¿Cómo ando de alegría de libertad? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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