domingo, 24 de mayo de 2015

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS

Este año me ha tocado vivir el día de Pentecostés en una mesa electoral. Es una fiesta de la democracia y la participación. Pentecostés es también la fiesta de la democracia espiritual. En el Antiguo Testamento el Espíritu Santo se daba sólo a algunos elegidos para una misión concreta. En Pentecostés se empezó a cumplir la profecía de Joel de que el Espíritu se derramaría sobre toda carne, es decir, sobre todos. El Don del Espíritu es un regalo para todos. Todos en Jerusalén escuchaban en su lengua materna hablar de las maravillas de Dios. Para todos: judíos y griegos, esclavos y libres, sigue siendo la oferta de la efusión del Espíritu Santo.  No es para los privilegiados, ni los fuertes, ni los formados, ni los de un movimiento de la Iglesia…

Ayer fue un día muy intenso con el día Alpha y la Vigilia de Pentecostés.  Estoy tratando de identificar la resaca con la que me he levantado, porque ciertamente ayer fue una auténtica borrachera de Espíritu Santo.  Ayer lloré de emoción con los matrimonios que con las manos unidas renovaban su SÍ y pedían al Espíritu Santo que encendiera de nuevo el amor de su sacramento. Con ellos renovaba mi SÍ sacerdotal y mi donación total a Dios mediante mi celibato. Cuanto más te das, más entregas, más Espíritu Santo recibes, cuanto más te vacías, más puedes llenarte.


Me doy cuenta de que el Espíritu de Dios sigue actuando de forma discreta en la vida de las personas, de muchos que hace un año si les contamos los que vivimos ayer no se lo creen. Ayer escuchaba algunos testimonios. Una chica que después de 20 años volvía a hablar con su tío hermano de su padre. Precisamente ese familiar ahora pasaba por una mala racha y necesitaba ayuda. Otra hermana contaba como la enfermedad le ayudó a descubrir a Jesús y otro tercero contaba como hace una año le diagnosticaron un cáncer que sorprendente ha desaparecido gracias a la oración de muchos.  Y muchos más que han descubierto a un Dios personal que los conoce con su nombre y los ama.  No estamos escritos en un censo sino en el corazón de nuestro Padre que nos deja libertad para escoger su amor y optar por él.  En este día de elecciones renovemos nuestro SÍ por Él. Feliz Pentecostés y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí. 

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