Es impresionante imaginarse a Pablo tumbado en el
suelo, dado por muerto, empezar a moverse y levantarse y volver a empezar. No
hay quien lo pare, no lo detienen los hombres ni el miedo que es lo más
paralizante. Jesús hoy nos da el antídoto para el miedo que es la PAZ. La paz
del Espíritu Santo no es como la del mundo, la química del LSD o el relax de un
Spa. Es la paz que puede penetrar hasta las profundidades del alma y consolar
al niño pequeño que somos, que hay en nuestro interior y que tiene miedos y que
de vez en cuando , llora y patalea y nos hace sentirnos mal. Deja que la Paz del resucitado penetre en tu
interior y te sane de tus miedos. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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