Que exigente está hoy Jesús, le pide higos a una
higuera en primavera y no consiente que en el Templo se comercie. ¿Está reñido
el amor con la exigencia? Hay padres que así lo ven y piensan que si le exigen
a sus hijos, éstos van a pensar que no los quieren. Esa es una perversión de la
paternidad, eso es paternalismo. Al que exigimos, si lo amamos de verdad y él o
ella lo sabe, lo comprende desde el amor. Doy gracias por los que a lo largo de
mi vida me han querido y me han exigido y pido un corazón de verdadero padre.
Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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