Voy a darle la vuelta al Evangelio y voy a darle
una aplicación psicológica como me gusta hacer. A veces los demás tienen mejor
opinión de nosotros, que nosotros mismos. Es decir, los paisanos, los de casa
somos nosotros mismos que no terminamos de aceptarnos y amarnos tal y como
somos. Esta es una tarea de toda la
vida: la autoestima. Es muy simple y por eso quizá como a Naamán lo simple (bañarnos)
nos parece poco digno de nosotros. Podemos sumergirnos hoy siete y las veces
que haga falta en la misericordia de Dios, una vez por cada una de las cosas
que hay en nosotros que no nos gustan pidiendo la gracia de aceptarlas. Después
nos miraremos al espejo y veremos que no hay lepra, que nos vemos amables
(dignos de ser amados). Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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