Las lecturas del domingo de ramos tiene un profundo
sabor a Amnistía Internacional (que ya sé que no es una ONG perfecta). Me
refiero a ese poner la mirada y el empeño en el que es pisoteado en sus
derechos más fundamentales. Estar al lado de los que sufren ultrajes y salivazos.
Mostrar con palabras y con hechos que los que son humillados no están solos.
Jesús había predicado que los últimos serán los primeros y que el quien quiera
ser el primero que sea el último. Jesús no solamente lo dijo sino que lo hizo. Se
colocó en el último lugar y no se quiso salvar a sí mismo. (Esto me recuerda la
dinámica de la barca en el naufragio ¿Quién se sube?) Ya nos hemos acostumbrado
a que el Papa en Santa Marta se siente al final de la capilla, pero antes
escandalizaba. Y Jesús, esto es importante, se colocó en el último lugar para
levantar a todos. Para liberar y sanar. No se quedó en un gesto solidario
(estar al lado). Jesús no es indiferente al sufrimiento de la humanidad
oprimida por el pecado. Se pone manos a la obra para remediarlo. Se salva
llevando a todos consigo. Empezamos la Semana Santa de la no indiferencia. Dios
nos pregunta como al principio de la Cuaresma ¿dónde está tu hermano? Que le
podamos decir, está aquí, lo llevo en mis brazos, lo llevo de vuelta a casa
curando sus heridas con aceite y vino. Feliz fin de semana y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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