Al ponerme a
preparar la homilía de hoy no sabía muy bien por qué se ha escogido la lectura
de Job. Orando un poco he descubierto que si en el Evangelio vemos a Jesus
curando y liberando las palabras de Job representan al anhelo y lamento de
todos los que sufren. Precisamente este domingo celebramos la Campaña de Manos
Unidas que cada febrero nos recuerda que la mayoría de la población del planeta
no vive tan cómodamente como vivimos nosotros. El Papa nos zarandea también
para que espabilemos y no nos dejemos llevar por la globalización de la
indiferencia. ¿Escuchamos ese clamor? San Pablo, en la segunda lectura, da una
clase magistral de la Encarnación de la evangelización de los cristianos,
hacerse débiles con los débiles. Si le preguntáramos a los pobres a los que
ayudamos y atendemos quizá nos digan que a veces sienten que los tratamos desde
una posición de superioridad: "yo soy el fuerte, el que sabe, el que
puede, el que tiene y te ayudo a ti que...."
La segunda
lectura es el contexto del lema de mi ordenación sacerdotal que suele mostrar
el estilo de cura que queremos ser. Yo escogí "ay de mí si no
evangelizo", veo que después de 16 años sigo con el mismo estilo aunque
modulado y en continuo progreso. Alpha acentúa en mí eso de ser débil con el
débil. En la metodología se nos insiste en que vayamos siempre al ritmo y al
nivel de los últimos, de los que menos formados están, de los que más dudas y
oscuridad sienten. Es la pedagogía del pastor que va detrás del rebaño animando
a las ovejas rezagadas. Ciertamente es más incómodo, nos gusta mas trabajar en
la Iglesia con los formados, los más espirituales, los más entregados. Ya era
hora de que nos diésemos cuenta de las ovejas que se nos han ido quedando por
el camino al no poder seguir el ritmo que marcamos por delante. Y no solo
nos demos cuenta, sino que hagamos algo por recuperarlas.
En el
evangelio de hoy vemos un día completo en la vida de Jesús. Participa en la
celebración de la sinagoga, come con los discípulos, enseña y cura, y hace
oración personal. Son los elementos que no pueden faltar en nuestra vida de
cristiana. Algunos quizá nos falte oración, a otros vida de comunidad, a otros
servicio. Si falta alguna de esas patas el banco se tambalea y no se tiene en
pie. Y me llama la atención, como siempre, la actitud de Jesús de no dejarse
acaparar. En la oración ha descubierto que el Padre quiere que su ministerio
sea itinerante. Para nosotros no quiere decir que no echemos raíces y seamos
nómadas continuamente. Es una llamada a no instalarnos, no instalarnos no en
lugar geográfico, que también (a veces es buenos salir, cambiar, ver otras
realidades...) sino a no instalarnos en una posición ideológica, actividad o
estilo pastoral. El Espíritu es creativo y nos lleva constantemente por caminos
nuevos. Y sobre todo que no nos quedemos con nuestro grupito, el Señor nos ha
elegido para hacernos todo a todos. Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.

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