Muchos vivimos pendientes de los labios de Jesús. Pero
no como los esclavos fijos en los labios de sus señores. Cada mañana nos
despertamos con la ilusión de recibir su Palabra, esta Palabra que es dulce
como la miel aunque a veces de ardor por su efecto purificador o trasformador.
La Palabra unas veces es consuelo y otras es denuncia. A veces entra en
nosotros como Jesús en el Templo echando fuera los negocios en los que en
ocasiones convertimos nuestra relación con Dios. Hoy se celebra una fiesta poco
conocida: La Presentación de María en el Templo. Una fiesta del cristianismo
oriental que recuerda que desde Niña María dedicó su vida a Dios y vivía
pendiente de los labios del Señor. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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