Este evangelio siempre me ha parecido poco
digerible. El administrador que era un derrochón encima se busca la vida
perdonando deudas de su amo “como el dinero no es suyo…”. Hoy he comprendido
algo más profundo. Es verdad que somos ciudadanos del cielo y aspiramos a la
vida gloriosa de Dios, pero entre vivir como enemigos de la cruz de Cristo y
ser irreprochables en el Señor hay muchos grados. Hay muchos grises en la
escala que va del blanco al negro. Y no siempre podemos exigir a los demás el 100%, hay que hacer quitas, como con la deuda
externa de algunos países. De esta gradualidad habla el Sínodo de la familia,
la gradualidad que por otra parte aplicamos los pastores muchas veces.
¿Comprendo esta astucia? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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