En estos días del Sínodo hemos escuchado, leído,
comentado… precisamente comentaba con otros sacerdotes que yo lo he pasado muy
mal cuando en los pueblos dejaba de dar la comunión a algunos hermanos en
situación matrimonial irregular y se la tenía que dar a los que también
públicamente estaban en situación de pecado grave, como era el caso de los
hermanos peleados por una herencia. ¿Es
que las obras de la carne son sólo las que tienen que ver con la sexualidad?
¿No es la avaricia un pecado capital lo mismo que la lujuria? ¿Cuántas veces
habla Jesús de sexualidad y cuantas del dinero? Probemos a negar la comunión a
los políticos corruptos, a los empresarios injustos, los que están de baja con
cuento… Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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