Hace unos días una amiga vino a comer a casa. Al
terminar quiso lavar los platos y le dejé. Mientras ella lavaba yo secaba y
colocaba. Cuando yo voy a comer a
algunas casas no me dejan ni quietar el plato de la mesa. En el Evangelio dice
que el Señor servirá a los cridados que lo esperan en vela. Pensemos en la
fuerza de estas palabras en una sociedad con esclavitud como la del siglo
primero. En una comunidad cristiana primitiva oraban juntos los libres y los
esclavos. Aquello fue una verdadera revolución, se instauraron nuevas
relaciones de fraternidad. Esa amiga que vino a casa era una hermana en el
Señor. Jesús le dijo a Pedro “si no te
lavo los pies no tienes nada que ver conmigo” ¿Me dejo yo servir por Jesús?
Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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