Celebramos el día del Papa en esta solemnidad de
los dos apóstoles que murieron en Roma. Allí se veneran sus restos desde hace
siglos bajo el altar de dos espléndidas basílicas. Pedro y Pablo fueron dos
hombres del mismo barro que nosotros. Uno fue llamado por Jesús a ser su amigo
y una noche negó tres veces que fuera su amigo. El otro era su enemigo y fue
invitado por Jesús a ser su amigo. Su vida no fue intachable y sin embargo los
invocamos en la letanía de los Santos después de la Santísima Virgen María y de
su esposo San José.
La amistad con Jesús les hizo comprender que Dios
no tiene enemigos. Ellos viajaron fundando y alentando comunidades cristianas formadas
por hombres y mujeres, libres y esclavos, judíos y paganos… ofrecían a todos su
amistad y se hacían amigos de todos aquellos que aceptaban esa invitación.
Aquellas comunidades eran algo nuevo, eran grupos heterogéneos de hombres y
mujeres de diversos grupos y estratos sociales que se llamaban hermanos. Se
trataban como iguales. Aquello era escandaloso y sin embargo atrayente.
Hoy se han ordenado dos sacerdotes en Jaén. Parece
que el curso próximo no hay nadie dispuesto a entrar en el Seminario. Es un
síntoma de la debilidad de nuestras Iglesias. Esto nos desconcierta y nos
entristece a veces. ¿Qué quiere decirnos Dios con todo esto? ¿No querrá que
nuestras comunidades sean más pequeñas, más sencillas para que puedan vivir
mejor la acogida y la fraternidad? ¿No
querrá Dios que simplifiquemos nuestras estructuras y nuestra vida para atender
a lo esencial? Y en medio de todo esto nada de desesperación. El ángel del
Señor acampa en torno a sus fueles y los protege. Feliz fin de semana y
bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.

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