La oración no es una fórmula mágica. No consiste en
decir las palabras exactas para que la divinidad haga lo que nosotros deseamos.
La oración cristiana es ante todo un acto
de confianza en el Padre Bueno que ve en lo escondido, que sabe lo que
necesitamos y nos da cosas buenas. Y la
oración no sube, pesa si no sale de un corazón reconciliado, la falta de perdón
es como un lastre que impide que el globo ascienda. Repetir cada día
conscientemente estas palabras nos ayuda vivir en la suave livianidad del
perdón. ¿Soltamos lastre? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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