Leyendo este Evangelio se me esboza una sonrisa, no
tengo un espejo delante pero lo noto. Es estupendo escuchar a alguien que te
llama amigo, y ese Amigo no es de cañas, ni de entrenamientos, es un amigo que
ha dado la vida por mí, nada más y nada menos. Y este amigo me ha presentado a
otros amigos, amigos a los que amar y vivir juntos la alegría del Evangelio. Doy
gracias a Jesús por haberme elegido para ser amigo suyo, doy gracias a Jesús
por los amigos que él me ha regalado. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario