En nuestro peregrinar cuaresmal
llegamos a una pozo con sed y nos encontramos con un Galileo, es Jesús, el
profeta. Está sentado junto al pozo, hace calor y nos pide de beber. Jesús
tiene sed. Moisés podía sacar agua de la roca y este Jesús que puede convertir
las piedras en pan pide de beber y encima a una mujer y encima samaritana. Así
es Jesús se rebaja, se empobrece, no va de sobrado, de autosuficiente. Él se
hace sediento para que nosotros seamos saciados, pero saciados de verdad no
como los jóvenes que ayer se emborracharon en la fiesta de la primavera de
Granada que hoy se levantan de nuevo con sed.
Todos somos cántaros, somos
radicalmente necesitados, somos sedientos. El Pueblo de Israel en el desierto
estaba angustiado y cabreado por la escasez de agua. También nosotros vamos por la vida buscando ser
saciados con mayor o menos asiedad. Los que vivimos en la sociedad de consumo,
centrados en las necesidades más inmediatas del comer, vestir, diversión,
dinero… nos atiborramos de muchas cosas y por un tiempo la borrachera funciona
pero luego, pasada la resaca, seguimos vacíos. Este estilo de vida ahoga la
esperanza de alcanzar "algo más" y pos su puesto de alcanzar la
gloria. La Penitencia cuaresmal es una terapia para descubrir los enganches que
tenemos de lo que no nos sacia. Esta mujer, después de conocer a Jesús dejó su
cántaro en el pozo. ¿Somos nosotros capaces de dejar nuestros cántaros?
Si nos empobrecemos de hábitos de
consumo insanos y de relaciones humanas sanguijuela (utilizamos a los demás y
les chupamos el afecto que necesitamos) podremos llenarnos del agua viva del
Espíritu Santo. El Espíritu Santo derramado en nuestros corazones nos da la seguridad de que ya estamos en paz con
Dios porque Jesús ha muerto por nuestro pecados. El que experimenta esto
percibe que no es un depósito de agua viva sino una fuente, un surtidor que
salta hasta la vida eterna. Sin cántaros pesados podemos correr a anunciar a
otros que hemos encontrado al Mesías. Podemos anunciar la alegría del Evangelio
sobre todo a los pobres de miseria espiritual, de los que nos habla el Papa en
su Mensaje, los que viven como si no necesitaran a Dios, sin esperanza y no
saben que él los ama y los espera. Feliz fin de semana y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario