Ante las ansias por la llegada del Reino Jesús llama
a la responsabilidad. La ansiedad no es buena, lleva a perder el rumbo y el
sentido real de las cosas. Nuestro ritmo de vida genera estrés y ansiedad. Tampoco es bueno el miedo porque paraliza como le pasa al que
recibe una onza. Hasta que lleguemos a estar en la liturgia celeste que
describe la primera lectura, trabajemos con calma por el Reino en nuestra vida
común y ordinaria. El Rey no necesita
nuestro oro para reinar. Pero nosotros sí necesitamos producirlo con el corazón
de oro que el Espíritu Santo nos ha regalado. ¿Qué me produce miedo o ansia?
Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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