Cuando pienso en esto de la astucia y la
mansedumbre a la vez me acuerdo del Rey David frente a Goliat. Era un
pastorcillo, Goliat se reía de él porque lo veía inofensivo. David no hace
alarde de fuerza, de violencia, de superioridad. En cambio es astuto, urde una
treta. El gigante se confía y David utiliza su puntería para derrotarlo. No
podemos olvidar que estamos en una batalla, en una lucha contra el mal y el
poder del pecado, estamos rodeados de lobos. Nuestras armas no son las suyas,
pero debemos ser astutos, debemos saber emplear las nuestras para cogerlos por
sorpresa. ¿Qué astucia podemos emplear
en la nueva evangelización? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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