Jesús anunció que en tres días reconstruiría el
templo. Hablaba de su cuerpo. Ese cuerpo glorioso cuyas llagas tocó Tomás y entonces
se abrió a la fe en la divinidad del nazareno que había estado siguiendo. Ese cuerpo que somos ahora nosotros, que somos
morada de Dios entre los hombres. Un cuerpo también llagado, tocándolas también
nos ponemos en contacto con la gloria. Eso me pasa cuando toco a los enfermos
del hospital del que soy capellán. Algunos están más allí que aquí. Me ponen en
contacto con el Señor. ¿Toco yo las llagas del Señor? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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