sábado, 11 de febrero de 2012

SEMANA 6 TO CICLO B DOMINGO



Los leprosos en un contexto de sociedad sacralizada como el de Israel, vivían la discriminación doble de la enfermedad y la impureza. Bueno, entonces no era doble porque ambas cosas iban unidas. Era comprensible por el miedo al contagio el aislamiento social. He sido testigo de este mismo aislamiento fruto del miedo en nuestros días con el SIDA. Pongámonos en el lugar de uno de aquellos leprosos, de los enfermos de SIDA en países de África donde no se tiene acceso a los fármacos que tenemos en Europa.  De las personas de color han vivido mucho tiempo el mismo aislamiento en bastantes países y los «intocables» de la India que no pertenecen a ninguna casta y  que podían aspirar a poco más que recoger los excrementos de otros humanos con sus manos.

Los leprosos no se podían tocar y Jesús supera esa barrera. La compasión de Jesús lo lleva a dejar de cumplir la norma, el amor que le desborda. Podemos imaginarnos la sensación de una persona que lleva años sin contacto humano al sentir que alguien lo toca. Y sucede el milagro, el leproso queda limpio. El «Amor lo cura todo». Y es curioso que a partir de este momento, como el leproso lo publicó por toda la comarca, el que ahora tiene que quedarse fuera, en descampado, es Jesús, como los leprosos.

Sucede que cuando rompemos las barreras, nosotros mismos quedamos tocados y somos marginados. Es un riesgo que hay que correr. Yo lo he vivido en mi vida. San Pablo también pide prudencia en la segunda lectura a los Corintios. Los cristianos habían roto con muchas barreras: comían de todo, rezaban juntos esclavos y libres, hombres y mujeres… pero el Apóstol pide que todo se haga para gloria de Dios y evitando el escándalo. Dando contento a todos San Pablo busca, no su propio bien, sino precisamente no crear nuevas barreras, para así  ganar, como decía la semana pasada, «como sea a algunos». Hay que conjugar la libertad y la prudencia, ese es el reto. Y como dice San Pablo, sigamos el ejemplo de Jesús, que no quiere que el leproso cuente que lo ha tocado, para que no se malinterprete su ministerio. Podemos pensar que barreras hay a nuestro alrededor y cuáles podemos romper sin crear nuevas. A qué intocables podemos dar el toque el amor. Feliz fin de semana y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí. 

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