Continúa Jesús hablando con los Fariseos que ayer
le echaban en cara el poco cumplimiento de las normas de pureza por parte de
sus discípulos. Ayer era dejar de cumplir la ley de Dios por cumplir preceptos
y tradiciones humanas y hoy toca un tema fundamental de su reforma ética: quita
valor a todo el inmenso bloque de normas judías referentes a la alimentación.
Se basan en una antropología deficiente que pone el acento en lo que entra en
el hombre y no en lo que sale de él. Jesús quiere que sus discípulos se centren
en las acciones que tienen su origen en la voluntad y en el corazón, que se
conciben y se deliberan en el interior. En el s. XXI podemos vivir pendientes
de lo que comemos, que si alimentos ecológicos, que si bajos en calorías de la
salud, de la línea y poco preocupados de nuestros planteamientos éticos. La
superficialidad siempre vuelve y hay que estar alerta. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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