Hoy la Palabra pone en contraste
dos monarcas: David y Herodes. El primero es un hombre de Dios a quien amaba de
todo corazón. Fue tocado por el poder, no fue perfecto ni intachable, pero que tenía clara su misión. Herodes es un
hombre sin escrúpulos que actúa en sus
asuntos con frivolidad. Sin
responsabilidad política. Es un títere del poder. Escuchaba esta mañana en una
tertulia que nuestros políticos atienden más a su agenda política y las cuotas
de poder que al servicio a los ciudadanos. Ciertamente hace falta una
regeneración política, y en ella los cristianos debemos estar, no sólo para que
las leyes sean más acordes con lo que pensamos y creemos sino para darle a la
política un sentido más cristiano y por lo tanto más cívico y democrático. Que
San Blas cuide de nuestras gargantas. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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