Malaquías profetizó la entrada del Mesías en el Templo como
un profeta purificador ante quien nadie quedaría en pie. En cambio el Mesías
entra en el Templo como un bebé de cuarenta días en brazos de sus padres. Es el
Mesías en todo semejante a sus hermanos. Compasivo y fiel que pasará por la
prueba del dolor. Sólo lo reconocen los que están abiertos a la acción del Espíritu
Santo que en este caso son dos ancianos que aguardaban el consuelo de
Israel. Hace cuarenta días que vimos a
ese niño en brazos de su madre. Volvamos a mirarlo hoy, a contemplarlo y nuestro
rostro quedará radiante. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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