Ayer oraba con un grupo de hermanos dando gracias por la experiencia de la pobreza. La pobreza espiritual que nos permite reconocer que somos radicalmente necesitados. Esta experiencia nos salva de la autosuficiencia. Esto mismo advierte Moisés al Pueblo cuando le advierte: “no digas: “Por mi fuerza y el poder de mi brazo me he creado estas riquezas. “Esta fiesta al final de la recolección de los frutos ha ayudado a los creyentes de otras generaciones agrícolas a reconocer que todo lo recibimos del Creador que nos cuida. Era costumbre ofrecer al Señor las primicias de la cosecha. ¿Qué primicias voy a ofrecer yo? Feliz día de acción de gracias y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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