“A los sinvergüenzas les va mejor que a los honestos, los que pasan de Dios son más felices que los devotos”. Sería la actualización del razonamiento que provoca la intervención del profeta. Ahora ser honesto y religioso es casi causa de oprobio. Eso no se lleva. Muchos de los que piensan y viven así, cuando la vida les aprieta y se caen de sus burros, acuden a Dios como el amigo de la parábola. Y ahí está nuestro Padre Dios, Padre bueno para los que lo buscan, dispuesto a ayudar a sus hijos con lo mejor de sí mismo, con su Espíritu Santo. ¿Estoy yo contaminado de esos pensamientos? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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