La paz del Resucitado no es de este mundo. No es la simple ausencia de violencia y de conflictos. Tampoco es la paz del yoga fruto de la relajación profunda. No es una evasión de problemas al estilo hippy. Poco tiene que ver con las sensaciones de “volar” de la sustancias. Es otra cosa, es la consecuencia del encuentro con el Resucitado, es fruto del Espíritu. Puede experimentarse en medio de fuertes conflictos como la vivía San hablo en sus persecuciones, como la vivía Jesús en su Pasión al ser plenamente consciente de que estaba haciendo lo que el Padre le pedía, que así amaba al Padre. Esta paz no es de retirada, nos libra de la cobardía en el combate. Paz para todos en las luchas de cada uno en este día. Para ver las lecturas pincha aquí.
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