La alegría completa, es fruto del Espíritu, es gracia, es regalo, no es un galardón ni el fruto del esfuerzo. Los judíos habían llevado la carga pesada de la Ley sin alegría. Más con miedo que con amor. Jesús descubre una nueva ley que es el amor, amor como respuesta a amor. Este amor no es carga se vive con alegría. El esfuerzo no está tanto en amar sino en no dejar de ser consciente de que soy amado. Los profetas recordaban al Pueblo constantemente lo que Dios había hecho con ellos, para que fueran fieles a la Alianza. “Como el Padre me ha amado…” Jesús está constantemente volviendo a esa fuente. Nosotros en la Eucaristía volvemos constantemente a ser conscientes de “como yo nos ha amado Jesús”. ¿Cómo ando en esta conciencia? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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