Dios no sólo defiende al inocente de los tiranos como a Susana, defiende también a los culpables de los intransigentes, como a la adúltera de los fariseos. Como otras veces las dos lecturas establecen una dialéctica interesante. En la primera vemos cómo Daniel evita que una inocente sea injustamente condenada a muerte. “Y todos bendecían al Señor”. En el Evangelio Jesús defiende a la adúltera, que según la ley de Moisés debe ser apedreada. Aquí no se discute la inocencia sino la legitimidad de la condena. Jesús dirige el juicio hacia los acusadores: ¿quién sois vosotros para condenarla?. La indulgencia de Dios llega a su culmen en lo que celebramos en cada Eucaristía: el Padre entrega al Hijo inocente por nosotros pecadores. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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