Los que escuchaban a Jesús no se podían imaginar donde lo iban a levantar, quizá pensaban en su entronización como Mesías. Jesús está hablando de la cruz. Cuando Él sea levantado en la cruz los que lo miren con fe sabrán que él es el enviado de Dios. De los dos que estaban crucificados con él, uno supo descubrir quién era Jesús y el otro no. Dimas, al verlo como un gusano retorcido de dolor fue sanado del veneno de la desconfianza (“nos has traído aquí para morir en el desierto”) y creyó que podía ir a donde iba él. Todas nuestras desesperanzas son fruto de ese sutil veneno de la desconfianza. Miremos al que es levantado en estandarte de la Misericordia para ser sanados. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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