¿A quién servimos, para qué vivimos? Yo veces pienso que Jesús decía estas cosas pensando más en nosotros que en los hombres y mujeres de su tiempo. No creo yo que entonces se viviera pensando tanto en qué comer o qué vestir. Es verdad que forma parte del ser humano preocuparse por la subsistencia, es el instinto de supervivencia, más el comer que el vestir desde luego. Pero vamos, que hoy casi todos vamos a la moda y tiramos ropa cada temporada y en tiempos de Jesús esto sería cosa de cuatro adinerados.
Tampoco hoy esto sucede en todos los lugares del planeta. Hay muchos países donde la gente vive para subsistir y no se afanan en “progresar”. La cuestión, viviendo allí o aquí, entonces o ahora es ¿a quién sirvo yo? Si sirvo al Señor estaré preocupado por administrar los misterios de Dios como dice San Pablo. Y descansaré en el Señor porque sé que no me va a faltar su salario. Y ese salario no es solo la vida eterna. Jesús nos invita a confiar en que no nos va a faltar lo necesario para vivir, que Dios sabe lo que necesitamos, si nos preocupamos antes y sobre todo del Reino y de su justicia, Dios nos lo dará por añadidura.
Claro que sirviendo al Señor no nos vamos a hacer ricos, él nos garantiza el pan de cada día. Sirviendo al Señor pero la vida tiene otro color. Somos libres del estrés y del agobio que supone el afán de progresar que en el fondo es el miedo por el mañana. Por ejemplo ahora se nos ha metido en el cuerpo el miedo por las pensiones. Claro que una de las razones del problema es la poca natalidad que tiene múltiples causas que no voy a desarrollar ahora, pero que en el fondo es lo mismo servir al dinero. ¿Vamos a vivir temblando? “que no”. También se nos ha metido el miedo a que se acaba el estado de bienestar, bueno algún día al paño de tanto estirarlo se rompe, pero vamos que no nos vamos a morir de hambre. Dios cuida de nosotros, no nos agobiemos vivamos el hoy de su amor.
En la Eucaristía de este domingo dejemos todos nuestros agobios materiales en las manos del Señor ¡sin guardarnos nada! Y descansamos en él, seamos un poco "jipis" o un poco gitanos y aprendamos a vivir de otro modo menos consumista. Firmemos un contrato con Dios que es el mejor patrón y comamos el pan de cada día. Feliz fin de semana y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.

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