“Dominus flevit”, así se llama una Iglesia que hay en el Monte de los olivos frente a Jerusalén. Jesús desde allí lloró por la Ciudad Santa. Me conmueve ver el corazón de Jesús sufriendo por los que lo rechazan. Como sacerdote, cuando vivo la experiencia de no encontrar respuesta a la evangelización o simplemente la indiferencia espiritual ante en la que me muevo, me siento identificado con este Jesús que llora. El mismo que luego derramará su sangre por todos, hasta por los que no saben que forman parte de una sacerdocio real. ¿Sabremos nosotros, lo que costó nuestro pecado al Cordero? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas: http://www.archimadrid.org/oracionyliturgia/2010/11/18/18112010-jueves-de-la-33%c2%aa-semana-de-tiempo-ordinario-2/
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