Orando caigo en la cuenta, que para eso meditamos
la Palabra cada mañana, de que esta regla no es para calificar moralmente a las
personas en buenas o malas sino para discernir si un profeta es o no es
mensajero de Dios. Porque las personas no se reparten en dos grupos: árboles
buenos y árboles malos. Sí que podemos hacer una distinción entre los profetas:
los que hablan de parte de Dios y los que hablan por su cuenta. Y se distinguen
por el fruto de su palabra, de su ministerio. No se trata de si ellos son buenos
o malos. El discernimiento de los carismas funciona así: si un hermano o
hermana construye comunión actúa movido por el Espíritu Santo, si crea
problemas y divisiones, actúa movido por el mal Espíritu. Al terminar el curso
pastoral podemos discernir los frutos de nuestros dones, de nuestro servicio en
la comunidad. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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