Hace una semana celebramos Pentecostés, La Fiesta del Espíritu Santo.
El Espíritu no está sólo, nunca actúa solo. Forma parte de una familia, de una
comunidad, de la Trinidad Santa que es Dios. El Espíritu no es nada sin el
Padre y sin el Hijo, porque procede de ellos, porque es el Amor que hay entre
ellos. Un amor que no se queda encerrado entre el Padre y el Hijo sino que se
desborda como cuando en la hoya hierve algo y se sale. Es amor desbordado,
regalo y don de la Trinidad. Empiezo así este domingo porque los textos de este
ciclo C, nos ayudan a introducirnos en el Misterio de la Santísima Trinidad
desde el Espíritu Santo.
Los cristianos leemos los
libros sapienciales del Antiguo Testamento y cuando se habla de la Sabiduría de
Dios lo identificamos análogamente (porque no puede ser de forma exacta) con el
Espíritu Santo. Él no se ha revelado plenamente hasta la Resurrección de Jesús,
pero la primera lectura nos dice que ella existe desde siempre y que ayudaba en
la obra de la creación. En la Historia de la Salvación actuó el Espíritu en
algunas personas concretas. En el Evangelio Jesús habla de la venida del
Espíritu Santo pero ya sobre todos, no sobre algunos, para guiarnos a todos hasta
la verdad plena. La fe en al Dios uno y Trino fue un camino difícil y espinoso
en los primeros siglos del cristianismo. Fue el Espíritu Santo el que llevó a
los cristianos de esa época a confesar que Dios es Padre, Hijo y Espíritu
Santo.
El Espíritu Santo que como dice San Pablo ha sido derramado en
nuestros corazones es el que nos lleva a la experiencia del amor de Dios y no
sólo eso. Nos revela el Misterio de la Trinidad. Él nos ayuda a comprender que
somos hijos de Dios, nos permite vivir clamando “Abba” como hijos confiados y abandonados
en las manos del Padre. También el Espíritu Santo nos permite proclamar que Jesús
es el Señor. Descubrir el Señorío de Jesús vivo y aceptarlo como nuestro
Salvador. Quiero decir que sin el Espíritu Santo nuestra relación con Dios no
será genuinamente cristiana y por tanto trinitaria. Hijos del Padre siguiendo
al Hijo por el poder y la acción del Espíritu Santo. Hay alguien que nos puede
enseñar muy bien a relacionarnos con cada una de las Personas de la Trinidad,
María nuestra Madre. Es buena maestra acudamos a su escuela para aprender a dar
gloria a la Santa y Única Trinidad. Feliz fin de semana y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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