sábado, 21 de mayo de 2016

SANTÍSIMA TRINIDAD

Hace una semana celebramos Pentecostés, La Fiesta del Espíritu Santo. El Espíritu no está sólo, nunca actúa solo. Forma parte de una familia, de una comunidad, de la Trinidad Santa que es Dios. El Espíritu no es nada sin el Padre y sin el Hijo, porque procede de ellos, porque es el Amor que hay entre ellos. Un amor que no se queda encerrado entre el Padre y el Hijo sino que se desborda como cuando en la hoya hierve algo y se sale. Es amor desbordado, regalo y don de la Trinidad. Empiezo así este domingo porque los textos de este ciclo C, nos ayudan a introducirnos en el Misterio de la Santísima Trinidad desde el Espíritu Santo.

Los cristianos leemos  los libros sapienciales del Antiguo Testamento y cuando se habla de la Sabiduría de Dios lo identificamos análogamente (porque no puede ser de forma exacta) con el Espíritu Santo. Él no se ha revelado plenamente hasta la Resurrección de Jesús, pero la primera lectura nos dice que ella existe desde siempre y que ayudaba en la obra de la creación. En la Historia de la Salvación actuó el Espíritu en algunas personas concretas. En el Evangelio Jesús habla de la venida del Espíritu Santo pero ya sobre todos, no sobre algunos, para guiarnos a todos hasta la verdad plena. La fe en al Dios uno y Trino fue un camino difícil y espinoso en los primeros siglos del cristianismo. Fue el Espíritu Santo el que llevó a los cristianos de esa época a confesar que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo.


El Espíritu Santo que como dice San Pablo ha sido derramado en nuestros corazones es el que nos lleva a la experiencia del amor de Dios y no sólo eso. Nos revela el Misterio de la Trinidad. Él nos ayuda a comprender que somos hijos de Dios, nos permite vivir clamando “Abba” como hijos confiados y abandonados en las manos del Padre. También el Espíritu Santo nos permite proclamar que Jesús es el Señor. Descubrir el Señorío de Jesús vivo y aceptarlo como nuestro Salvador. Quiero decir que sin el Espíritu Santo nuestra relación con Dios no será genuinamente cristiana y por tanto trinitaria. Hijos del Padre siguiendo al Hijo por el poder y la acción del Espíritu Santo. Hay alguien que nos puede enseñar muy bien a relacionarnos con cada una de las Personas de la Trinidad, María nuestra Madre. Es buena maestra acudamos a su escuela para aprender a dar gloria a la Santa y Única Trinidad. Feliz fin de semana y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.

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