La quinta sílaba de la palabra MISERICORDIA ES “DIA”. Aquel día seguramente fue el más feliz en la
vida de esta mujer. Fue el primer día de una nueva vida, un HOY crucial, de
salvación porque ese día ella se encontró con la Misericordia de Dios revelada
inauditamente en Jesús. La Misericordia que no mira al pasado sino al futuro.
Según la lógica de la Ley Judía aplicada implacablemente, no había oportunidad
para los que fallan. La nueva lógica introducida por la Misericordia es que
siempre hay una oportunidad. Jesús aplica esta lógica hasta la cruz con el
ladrón arrepentido.
Si hay algo que puede resumir la Palabra de este último domingo de
Cuaresma es “no mires atrás”. Yo hago algo nuevo dice por el Profeta el Señor.
San Pablo nos explica muy bien que ser cristiano es correr hacia la meta,
olvidando los de atrás. En el Evangelio, para Jesús lo importante no es lo que
esta mujer ha hecho sino lo que a partir de ahora puede hacer con su vida. Jesús dice “en adelante”, le muestra un
futuro posible y diferente. San Pablo tenía un pasado muy crudo, había sido
nada menos que el perseguidor de la Iglesia. Dice que su vida de entonces es
basura comparada con la de ahora “existiendo en Jesús”, después de haber
conocido a Jesús. Para los demás apóstoles, aceptar a Pablo fue una jugada muy
irónica de Dios, una prueba dura para poner en práctica la lógica de la
Misericordia que Jesús les había enseñado.
Nos gusta regodearnos en el pasado. Es verdad que las tradiciones, la
historia, las raíces nos dan consistencia, son un punto de apoyo
importante. Pero es una pena que vivamos
arrastrando nuestro pasado como una mochila pesada que nos impide avanzar. En los planes de Dios entra nuestro pecado y
nuestra infidelidad. Como en el caso de Pablo o en el de Pedro que lo negó.
Jesús los elige y cuenta con ellos sin pedirles cuentas de su pasado. El nuevo
Pedro después de la resurrección confesó su amor a Jesús “Señor tú lo sabes
todo, sabes que te quiero”. Cuando celebremos el sacramento del perdón en estos
días pronunciemos estas palabras. Porque lo importante no es nuestro pecado,
nuestro pasado, sino que le amamos y que seguimos corriendo hacia la meta para
alcanzar ese premio que Cristo ya ha alcanzado para nosotros. Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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