La promesa de David se cumple en Jesús. Cuando
María escuchó las palabras del Arcángel le sonarían familiares porque eran las
mismas. Desde aquel oráculo hasta la Encarnación pasaron diez siglos de
fidelidades e infidelidades. Pero a pesar de todo el plan de Dios seguía adelante
recalculando el Señor la ruta infinidad de veces. Así son las cosas, Dios
siembre y la respuesta del ser humano no siempre es satisfactoria. Podemos hoy
pensar en la historia de nuestra fe. Desde que se empezó a sembrar la palabra
¿Cuál ha sido mi respuesta? ¿En cuál de las cuatro situaciones me encuentro
actualmente? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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