miércoles, 6 de enero de 2016

EPIFANÍA

Hoy es uno de esos días en los que echas de menos tener hijos y vivir la ilusión de preparar los reyes, y ver sus caras al levantarse y abrir los regalos. Lo he vivido a medias con los sobrinos pero este año ni eso porque unos ya se han hecho mayores y los peques no están. Este año me levanto con mi propia ilusión y mi propio regalo, y que no es un premio de consolación. Hace 16 años fui ordenado sacerdote en este día. Cuando los niños estrenaban sus juguetes, yo estrenaba un ministerio que para nada es un juego aunque me juegue mucho. Cuando me ordené miraba al futuro y me veía un cura viejo y cascarrabias. Ahora que he superado un tercio, la primera vuelta de la carrera, sigo mirando al futuro y veo que esto es para siempre. Y si miro al pasado tengo que dar gracias a Dios porque su Misericordia lo hace todo bien. Yo no lo he hecho todo bien, no he sido siempre fiel, pero mis errores no hacen que en este momento piense: “no merece la pena”. La Misericordia de Dios me permite alabarlo por todo, por todo lo que ha permitido y que ha sido para mi bien.  Hasta Herodes ayuda a los magos a encontrar a Jesús. En los planes de Dios no todo es perfecto y maravilloso, él cuenta con nuestro pecado, se juega mucho Dios es verdad, pero es infinitamente sabio, sabe lo que hace.


Jerusalén es consolada no solo por la vuelta de los desterrados, de los exiliados, sino por la llegada de todas las naciones. “Las naciones caminarán a tu luz”. Nos pone un poco nerviosos ver que algunos políticos se empeñan en negar las raíces cristianas de lo que celebramos estos días. Como Herodes quieren quitar de en medio a Jesús. Tengamos calma, la Palabra del Señor es irrevocable, un día todos los reyes se postrarán ante Él. Y todas, todas las naciones caminarán guiadas por la luz de la fe. En vez de quejarnos gastemos esa energía en administrar la Gracia que se nos ha confiado y que no es para nosotros, para guardarla como un niño pequeño con su juguete, sino para darla, trasmitirla. Podemos pensar en alguien concreto que hoy necesita el regalo de nuestro cariño, una llamada, un mensaje, una visita… pensemos en alguien que no se lo espera, en alguien que piensa que nuestro amor y tiempo no son para él. Hagamos de nuestra vida un regalo sin destinatario concreto e interesado, como cuando caen desde un avión paquetes sobre una población.  Amor universal que se hace concreto. Feliz día y bendiciones. 

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