Cuando he visto esta mañana que tocaba este
Evangelio me he acordado de algo que intento vivir desde hace un tiempo, se
trata del pensamiento simple. A veces sufrimos más de la cuenta por tener una
forma de pensar complicada. Le damos vueltas a las cosas, hacemos suposiciones,
juicios y cábalas de todo, cuando las cosas son más simples. En las relaciones
con los demás se trata de darnos cuenta de que todos somos del mismo barro “yo
no soy mejor que los demás” (no somos maestros, todos discípulos). La persona
con la que tengo un problema es como yo, vulnerable, quebradiza, capaz de los
mejor y de lo peor. Y además, esa persona está herida como yo. Él también ha
sufrido por faltas de amor como yo y le cuesta amar y dejarse amar. Inténtalo y
verás que bien. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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