Ayer repartía una pulsera que pone: “La alegría es
la verdadera revolución”. Un chico dijo: “la verdadera revolución es la
justicia” y otro le contestó “la verdadera revolución son las bienaventuranzas”.
Es ese orden nuevo que afirma San Pablo en el que no ha distinciones, todos,
sean de donde sean, tienen la posibilidad de revestirse de Cristo. Cristo que
es un tesoro de alegría y misericordia. La pobreza, el hambre y la tristeza no
son para siempre, para siempre es el amor de nuestro Creador que es bueno con
todos y cuyo reinado es un reinado perpetuo. Mírate al espejo y mira cómo estás
revestido de Él. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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