Tanto Abrahán como el leproso se postran y confían.
A Abrahán al principio le cuesta y le da risa lo que Dios le promete. El
leproso se acerca con más seguridad y seriedad, es él el que pide. Pero de los
dos me llama la atención la fe, esa fe en lo imposible, en lo que para nosotros
no puede ser. Dos personas en estos días me han dicho “Dios no abandona, Dios
provee”. Son personas que han confiado. Nuestra confianza es la llave para que
el tesoro de los milagros de Dios pueda ser abierto. Esta mañana había varias cosas que me
quitaban la paz y las he dejado en sus manos confiando. No podemos vivir en paz
sin confianza. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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