Leyendo la primera lectura me acuerdo de una
canción: “Cristo rompe las cadenas”. Y también me acuerdo del Cardenal Van Thuan,
vietnamita que encarcelado por el régimen comunista celebraba la Eucaristía con
una gota de vino en la mano. Como decía Sancho Panza que nadie podrá hacerme
dormir en la cárcel si no quiero. Podrán
encadenarme pero la libertad interior no me la quitarán, la libertad del
Espíritu que tenemos los hijos de Dios liberados de la esclavitud del pecado.
Algunos piensan que la panacea de la libertad es el suicidio, cuando es la
mayor mentira. El carcelero estuvo a punto de dar ese paso y el acto de amor de
San Pablo lo salvó para siempre y le dio la verdadera libertad. ¿Cuáles son tus
cadenas? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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