domingo, 12 de abril de 2015

SEMANA SEGUNDA PASCUA CICLO B DOMINGO

Estaban los discípulos reunidos. Es verdad que en el Evangelio encontramos relatos de encuentros con el resucitado de personas concretas, pero la plenitud de estos encuentros se da estando el grupo de los discípulos reunidos. La experiencia de Jesús se da en la comunidad, y cuando Dios regala a un hermano una experiencia muy personal, no es para su disfrute y aprovechamiento individual sino para que edifique al resto. Por eso Santa Teresa escribió sobre su vida y sobre las moradas. O Santa Faustina, no recibió las apariciones de Jesús para sí sola.  ¿Compartes tu experiencia espiritual para edificar a la comunidad?

La comunidad cristiana posee una especificidad que describe la primera lectura.  EL compartirlo todo es fruto de sentir lo mismo y tiene como finalidad el testimonio de Cristo Vivo. El Hijo de Dios ha compartido con nosotros todo, nos ha entregado el Espíritu Santo, nos ha dado su vida y nosotros que compartimos la vida de Dios ¿no vamos a compartir los bienes? Dentro de la riqueza de la vida de la Iglesia hay multitud de formas de compartir los bienes ¿En cuál de ellas estás tú? ¿Qué compartes?


Jesús les mostró las manos y el costado. Les enseñó sus llagas. En su cuerpo glorioso estaban las marcas de la pasión. Muerte y resurrección son inseparables. Las llagas antes dolorosas ahora son fuente de misericordia para el mundo. En nosotros también se da este proceso. Cuando nuestras heridas son curadas dejan de hacernos daño y se convierten en fuente de misericordia para muchos. Somos comprensivos con los que están pasando por lo que nosotros pasamos. Nos acercamos a los que sufren para ayudarles y les damos esperanza de que sus heridas pueden ser curadas. Las nuestras sanadas son para ellos, como para Tomás fueron las de Jesús, una prueba de la Misericordia de Dios. Muestra a otros tus manos y tu pies. Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí. 

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