Al leer este evangelio pienso en la vida de muchas personas
y en la mía propia. ¿Cómo dice Jesús que nadie puede arrebatarnos de la mano del
Padre? ¿Qué sucede entonces cuando nos alejamos de Dios? El misterio del mal y
de nuestra libertad es siempre piedra de choque. El exorcista de mi Diócesis me
dice que Satanás no puede hacer más que lo que Dios le permite hacer. Cuando se
ora por un poseído se pide a Dios que lo libere y ya está. Por otra parte la
tentación nunca puede superar nuestras fuerzas y Dios las permite, no nos libra
de la batalla en la que nos toca decidir. Y somos tentados hasta donde Dios
quiere porque estamos en su mano y Satanás no puede más de lo que nuestro Padre
le permite. Por eso no pedimos no ser tentado sino el no caer y sí que pedimos
líbranos del maligno. Repitamos hoy esto muchas veces. Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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