miércoles, 25 de marzo de 2015

SOLEMNIDAD DE LA ENCARNACIÓN

Ayer los Israelitas decía que les daba nauseas el mana «ese pan sin cuerpo». Precisamente nuestro maná es la Eucaristía,  el Cuerpo de Cristo.  Que importante es el cuerpo, no somos sólo cuerpo, pero el alma y nuestro cuerpo están tan unidos que por ejemplo, cuando una persona sufre en su cuerpo violencia, abusos, desprecios, la herida llega hasta lo profundo del alma.  Arrastramos muchas heridas que tienen que ver con nuestra corporalidad. Podemos sanarlas, Jesús puede sanarlas. El Verbo tuvo un cuerpo, tejido en el telar de María, que colgó de la cruz y glorioso salió del sepulcro. Y con su cuerpo Jesús se relacionaba en lo cotidiano con los demás, abrazaba y era abrazado.  Yo echo de menos algunos abrazos pero no me quedo quejoso esperándolos, hay muchos que necesitan de mis abrazos ¿A quién vas a abrazar hoy? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí. 

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