EL Evangelio de Lázaro es una estampa de la
indiferencia. El rico banqueteaba y disfrutaba ajeno a la miseria en la que
vivía el mendigo a su puerta. El rico había puesto su confianza en su dinero,
había apoyado su felicidad en sus posesiones y tesoros. Su vida no dio fruto,
fue paja que arrebata el viento, cardo en la estepa. Cuando ponemos la
confianza en el Señor, en las posibilidades del amor, en lo que no puede
conseguirse con el dinero, vemos verdaderos milagros en nuestra vida, vemos
huertos en el desierto, árboles que aguantan el bochorno. ¿Dónde tenemos puesta
nuestra confianza? ¿Qué nos da más miedo perder? ¿Nuestro bienestar o la
amistad con Jesús? Feliz día y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.
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