Seguimos trabajando la indiferencia. La segunda
sílaba es: “DI”. Es curioso porque cuando queremos escuchar a alguien le
podemos decir: “DI”. Abrahán era un hombre que escuchaba a Dios, escuchaba con
todo el corazón, arriesgándose. Tanto se arriesgaba que escuchó lo único que no
quería oír. Dios le pidió que le entregara a su único hijo. Podemos empatizar
con el dolor de este padre, ¡madre mía! Y el dolor no impedía a Abrahán seguir
escuchando a Dios. Y precisamente porque seguía escuchando -“Aquí me tienes”
seguía contestando - su hijo se salvó. Escuchó que Dios le decía “no alargues
la mano contra tu hijo”. Los jóvenes a veces te confiesan que no oran o si lo
hacen no hacen silencio porque no quieren escuchar que Dios les pida seguir una
vocación. ¿Escuchamos a Dios? ¿Somos conscientes de lo diferente que sería
nuestra vida si lo escuchásemos? ¿Cuántos sufrimientos en vano hemos pasado por
no escuchar en medio del dolor?
Abrahán no perdió a Isaac, Dios si perdió a su Hijo
amado. Lo entregó a la muerte por nosotros dice la Carta a los Romanos, y nos
lo da todo con él. Que maravillosa es esta Palabra. Dios está siempre con
nosotros, nunca contra nosotros. ¿Por qué a veces pensamos e incluso decimos:
no me merezco esto, Dios se ha puesto en contra mía? ¿En qué se basa mi
confianza en Dios? ¿En mi estado de ánimo, en mis experiencias? Eso es muy
peligroso y manipulable. Mi fe se sustenta en la Palabra de Dios que me asegura
que Dios nunca está contra nosotros. Cuando escuchamos la Palabra de Dios en
nuestra vida hay luz, porque la palabra es lámpara para nuestros pasos.
¿Escuchamos la Palabra a diario? Los que leéis esto sí, y seguro que
experimentáis esto. Cuantos no se han enterado de esto porque no la leen,
porque nadie se lo anuncia.
Terminemos este domingo en el que resuena la voz de
la nube “ESCUCHADLO” revisando nuestra escucha a los demás. A veces en los
matrimonios se da el desajuste en esto porque las mujeres necesitan ser más escuchadas
y los hombres se quejan de que hablen tanto. Las personas mayores necesitan
mucha paciencia en la escucha. Hasta los niños necesitan menos play y dibujitos
y más escucha. Esta semana pasada he escuchado el sufrimiento de los cristianos
perseguidos. No dejemos de escuchar el clamor de los que sufren y también de
escuchar las preguntas que se hacen y nos hacen los que no conocen a Dios. Los
que piensan diferente a nosotros. Feliz domingo y bendiciones. Para ver las lecturas pincha aquí.

No hay comentarios:
Publicar un comentario